En Praia da Luz, pueblo por el Algarve en Portugal, se perdió en mayo del 2007 una niña de pocos años con nombre Maddie McCann. Desapareció de un chalé en un club de vacaciones mientras los padres cenaron con unos amigos en un restaurante cercano. A partir de allí los medios de comunicación se llenaron de toda clase de noticias sobre la desaparición de la niña. Los padres de la niña colectaban donaciones, volaban en avión privado por medio mundo acompañados por la prensa visitando presidentes e incluso el papa. La marea de noticias e imágenes de la niña perdida inundaba las primeras páginas de los medios de comunicación, llegando poderosamente hasta los últimos rincones de la tierra, real y virtual, salpicado con noticias falsas de avistamientos de la criatura. Mas pasaba el tiempo, mas contradicciones salieron a la luz, tapando el cielo de Portugal con una oscura niebla de misterios llegada desde la vieja Britannia, lo que no evitaba que la historia volvió mas colorida y mas negra a la vez. Fue de tal envergadura que llegaron a temblar algunas columnas de la fe cristiana rozadas por los invisibles hilos a los que se aferraron los padres para salir del infierno. La niña con una mancha en sus ojos azules nunca se encontró.
Quedan las huellas con dimensiones de un drama clásico que incorpora aparte de amor, religión y poder piedras, acebuches, bolsas de basura, puertos, yates, sectas, ordenes, servicios secretos, cementerios, iglesias, curas, swingers, mendigos, presidentes, gobiernos, tumbas, rockeros, ejércitos privados, procesiones, crematorios de perros y manos negros. Suficientes ingredientes para despertar la curiosidad de muchos y también de Arti Leimbacher que siguió los acontecimientos hasta el otoño 2007 por internet, el único medio que tenia información mas allá del show mediático de los padres de la niña, lo que le provocó hacer una serie de obras para deshacerse de la tremenda historia.