E-Spain
«Un hombre camina con una tibia de liebre en el bolsillo, en su momento toma el pequeño hueso agujereado y se lo acerca a los labios, lo aprieta entre los dientes y sopla. Ahueca las manos y suena un quejido, inventa un viento primitivo y de tristeza que hace vibrar los cuerpos. Es verdad y sucedió una tarde de un sábado en el centro de Mallorca, en Sineu, no hace muchos años. El sonido de cuchillo llegó desde la memoria del Cono Sur de Mallorca, Es Llombards. Por allí, bajo la poca tierra, se ocultan ríos de piedras, cadáveres de todos los siglos y se archivan los secretos de las familias en muros de las casas casi sin ventanas. El hombre que tocó desde el paleolítico, quien rescató el instrumento de la historia, es recio y más bien bajo.